A fines del mes de octubre un compañero de trabajo estaba esperando los resultados de una entrevista. Pasaban los días y no recibía ningún correo ni lo llamaban a su celular, me preguntó “Diego, ¿cuánto tiempo debe pasar para empezar a preocuparme?”

Y la respuesta fue (es), “nunca debes empezar a preocuparte”

Preocuparse no es útil. Preocuparse no cambia nada. Las preocupaciones nos ponen de mal humor, nos distraen de nuestras responsabilidades. Tal vez nos hemos engañado pensando que preocuparse es útil e inevitable, pero no lo es.